Crisis Climática y Derechos Humanos, una conversación para entender dónde estamos

Crisis Climática y Derechos Humanos, una conversación para entender dónde estamos

Por Mora Laiño y Fabrina Bustos.
Hasta hace no mucho tiempo hablar de cambio climático implicaba invocar ficciones abstractas que poco tenían que ver con nuestra realidad cotidiana. Hoy, sin embargo, contamos con más herramientas para analizar la crisis climática como un fenómeno estrechamente vinculado a la falta de acceso a derechos humanos básicos que presenta impactos desiguales en las distintas poblaciones.
A partir de este eje, organizamos en agosto pasado un conversatorio sobre “Crisis Climática y Derechos Humanos” en el que convocamos a cuatro especialistas de distintas disciplinas. Buscamos integrar miradas diversas en torno a esta problemática tan compleja, yendo desde una dimensión más general hacia las particularidades de lo que sucede en los territorios. La propuesta fue abierta al público y convocó a casi 300 personas.
El primer aporte estuvo a cargo de Gabriel Blanco -docente y autor coordinador del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)- quien nos orientó sobre cómo llegamos a alejarnos completamente de los ciclos naturales, tomando como eje el paradigma de desarrollo actual basado en combustibles fósiles que se implementa a partir de la Revolución Industrial. 
“Nuestra cultura se basa en la idea de que contamos con recursos de crecimiento constante e ilimitados; que todo lo material puede aumentar sin cuestionamientos ni fin”, remarcó. 
Destacó que el análisis económico no contempla los recursos naturales -fuentes para la producción de bienes y servicios- ni los otros servicios ecosistémicos, como así tampoco la contaminación ni otros aspectos sociales como la educación, la salud, los derechos humanos, etc. Salir de este modelo implica cambiar intereses ya establecidos. La pregunta es si tenemos la disposición de resignar comodidades para solucionar temas ambientales y sociales que en muchos casos afectan a una pequeña comunidad, pero que no se visibilizan aunque tengan su origen en las mismas causas del cambio climático.
Luego, el abogado ambientalista Enrique Viale, estableció un vínculo directo entre la degradación ambiental y la crisis sanitaria, ecológica, social y económica que atravesamos.
En un mundo tan desigual, las problemáticas que surgen por la crisis climática acentúan esa desigualdad. “Mientras una parte de la población está encerrada, otra parte enfrenta contagios, represión, hambre, violencia racista y patriarcal”, comentó.
También destacó que es necesario repensar la concentración de la población en áreas urbanas. El 92% de la población en Argentina vive en ciudades; esto no es saludable para el ambiente ni para las personas. Para repensar la estructura en la que vivimos, es necesario articular la justicia ambiental con la justicia social. No es viable avanzar en proyectos urbanos “verdes” si no se piensa en la sociedad y el ambiente como un todo. 
Luego intervino Lucrecia Wagner, docente, investigadora y especialista en conflictos socioambientales. Historizó las experiencias de organización comunitaria en torno a las injusticias sociales y ambientales tomando como ejemplo a la comunidad de Mendoza en continua lucha contra la actividad de la minería metalífera que contamina las fuentes de agua de la región. Describió cómo luego de un proceso de organización comunitaria de muchos años, bajo lemas como “La vida y el agua no se negocian” y “Sin licencia social, no hay minería”, las demandas de la comunidad llegaron a tener visibilidad en los medios y a ocupar un lugar en la agenda pública nacional e internacional, evitando que se modificara la Ley 7722, clave para la protección de la población frente al avance de los proyectos mineros y su impacto sobre los recursos comunes.
La encargada de cerrar el conversatorio fue Fabiana Menna, presidenta de la Fundación Gran Chaco, quien analizó la crisis climática desde la perspectiva de género a partir de las las estrategias territoriales de adaptación al cambio climático desarrolladas en el marco del programa Gran Chaco Proadapt.
Comentó el trabajo que vienen realizando en alianza con otras instituciones en cuatro unidades de acción: formación climática, planificación adaptativa de los municipios, adaptación de los sistemas productivos tradicionales (ganadería, agricultura, forestería y artesanía) y promoción de la participación de las mujeres del Gran Chaco en los procesos de adaptación al cambio climático.
“La mujer organizada, capacitada, con conectividad, potenciando su sistema productivo y participando activamente en los espacios de tomas de decisiones: de eso se trata. Si queremos pensar en nuevos modelos, debemos lograr que, desde todos los grupos sociales, la mujer participe de las tomas de decisiones”, destacó Fabiana.
Otro aspecto que formó parte de la conversación fue la necesidad de dejar de lado las dicotomías obsoletas como cultura-naturaleza, ciudad-campo o producción-conservación. Los modelos productivos basados en la biodiversidad, en los recursos naturales y en combinación de los saberes científicos con los de las poblaciones locales, son los más potentes, acordaron.
El recorrido propuesto en el conversatorio buscó comprender la dimensión social y política que involucra la crisis climática, entendiendo que las estrategias de salida deben incluir la justicia social y atender a la desigualdad en el acceso a los derechos humanos que hoy existe.
Quienes más sufren los impactos de esta crisis ambiental son las personas que están más vulneradas socialmente. De modo que para poder gestionarla de manera activa, hay que profundizar en temas que no solo se vinculan con la reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, sino que involucran aspectos centrales como educación, salud, producción local, entre otros.
Para ver el conversatorio «Crisis Climátia y Derechos Humanos» completo ingresar a https://youtu.be/ywcLse13TQ0