Proyectos sociales: 5 desafíos para una gestión estratégica

Proyectos sociales: 5 desafíos para una gestión estratégica

Construir una cancha de fútbol o una plaza en un barrio, promover una campaña de escritura y lectura en una escuela y armar un programa ambiental, son ejemplos que pueden transformarse en proyectos sociales.
Como toda intervención social, llevar adelante este tipo de acciones implica desarrollar cierta mirada e incorporar algunas herramientas. En esta nota te contamos qué tener en cuenta para una gestión estratégica de proyectos sociales orientados al desarrollo sostenible.

¿Qué son los proyectos sociales?

Los proyectos sociales son aquellos que surgen para mejorar las condiciones de vida de un grupo de individuos, de la sociedad y de su ambiente como consecuencia de una situación problemática que se ubica en el foco de atención de los mismos actores involucrados, otros interesados y/o el Estado.
A diferencia de los proyectos privados, de inversión o de negocios, que persiguen fundamentalmente un beneficio económico, los proyectos sociales buscan el bienestar general, es decir, crear valor social.

¿Qué es un valor social?

Es todo aquello que mejora, perfecciona y completa la condición del ser humano en su sentido más amplio y complejo, buscando la libertad, la felicidad, la justicia, el amor, la paz, el respeto, la cooperación, la transparencia, el conocimiento, la responsabilidad, el trabajo.
Por lo tanto, cuando hablamos de proyectos sociales necesitamos comprender que se insertan en procesos de transformación social e implican una intencionalidad política, con consecuencias en el fortalecimiento y la calidad de vida de individuos y de grupos.
Ahora, si esa transformación la abordamos siguiendo los principios del desarrollo sostenible, podremos aportar una mirada más integral y holística a la búsqueda de soluciones.

¿Qué implica pensar proyectos sociales orientados al desarrollo sostenible?

Supone un enfoque que propone abordar desafíos sociales y promover el bienestar de las personas y las comunidades, integrando tres dimensiones clave: la dimensión social, la dimensión económica y la dimensión ambiental. Esta mirada es transversal a todo el proceso, es una mirada que guía el diseño, la ejecución y la evaluación del proyecto.
Supongamos que hay un interés genuino que nos moviliza a hacer algo por los demás o por alguna causa, puede ser desde nuestro espacio laboral, profesional, de militancia política o activismo, que tenemos la decisión de emprender un proyecto social, ¿qué herramientas necesitamos para llevarlo adelante? ¿Qué implica gestionar un proyecto? ¿Y hacerlo de manera estratégica?

La gestión de proyectos sociales 

La gestión estratégica de proyectos es el arte de planificar, organizar y coordinar de manera efectiva todas las etapas y recursos necesarios para abordar y resolver, en este caso, problemas sociales.
Una gestión estratégica va más allá de la simple ejecución de tareas, supone tomar decisiones desde la responsabilidad y la constante reflexión ética basadas en una comprensión profunda de las dinámicas sociales, culturales, políticas y ambientales. Al mismo tiempo, se adapta constantemente para lograr resultados significativos y transformadores en beneficio de las personas y las comunidades involucradas. 
Conocé cuáles son los cinco desafíos para gestionar proyectos sociales orientados al desarrollo sostenible de una manera estratégica.
1) Comprender el contexto y definir el problema
Para comprender el contexto es necesario un análisis situado, es decir, conocer la realidad social, económica, cultural y política de la comunidad o el entorno en el que se desarrollará el proyecto.
Comprender el contexto es también  entender que las comunidades son dinámicas, es decir, que se transforman permanentemente y, por otro lado, que no están exentas de tensiones y conflictos. Poco conocimiento del contexto o preconceptos pueden resultar en una propuesta equivocada. 
Con este diagnóstico podremos construir el problema a trabajar. Lo importante es que cuando pensemos una intervención en el territorio, la problematización no parta de la solución, sino que se oriente a identificar y definir cuál es el problema que vamos a abordar. 
Una definición clara y precisa del problema sienta una base sólida para desarrollar las estrategias y acciones de nuestro proyecto social.
2) Codiseñar soluciones
¿Cómo conseguir que las cosas sean efectivas y significativas? ¿Cómo adquieren sentido los proyectos? Si queremos gestionar proyectos sostenibles donde la comunidad se apropie de la solución, necesitamos diseñar con los actores clave de un proyecto para que las personas sean protagonistas.
La participación real requiere la intervención de las personas destinatarias del proyecto para generar ideas, cocrear soluciones y tomar decisiones conjuntas. 
3) Construir viabilidad política, económica y organizativa
El análisis de viabilidad es clave realizarlo al inicio del proceso, ya que  nos permite identificar cuáles son esos puntos a mejorar o, en caso de que no haya viabilidad de algún tipo, poder construirla.
En este análisis podremos identificar las instituciones, organizaciones y recursos disponibles en la comunidad, esto incluye posibles aliados, socios locales y actores clave que puedan contribuir al proyecto.
¿Hay algún tipo de conflicto? ¿Con qué actores podemos vincularnos y generar alianzas?
Por su parte, construir viabilidad económica supone analizar si se cuenta con las fuentes de recursos necesarias para poner en marcha las acciones.
Y la viabilidad organizativa se pregunta si existe la estructura humana, roles, conocimientos y tecnologías, necesarios para llevar a cabo lo que nos proponemos.
Los proyectos sociales tienen ese gran desafío de aprender a lidiar con la complejidad social.
4) Evaluar y aprender
¿Por qué evaluar? ¿Qué evaluamos? La evaluación también es parte del proceso de todo proyecto social. A través de diferentes técnicas de recolección, análisis e interpretación de información, podemos aprender del proceso, de los resultados y del impacto a través del tiempo; nos permite ajustar la acción presente y mejorar la acción futura.
Además, es una herramienta que nos sirve para garantizar la rendición de cuentas, la transparencia y la mejora continua. 
5) Custodiar la sostenibilidad 
Por último, si queremos que los proyectos sociales generen una transformación significativa, tenemos la responsabilidad de velar porque no se pierda el enfoque de desarrollo sostenible en las propuestas de intervención.
Esto supone tener siempre presente la búsqueda del equilibrio entre el impacto social, el económico y el ambiental. Custodiar la sostenibilidad va permitir empoderar a la comunidad o grupo destinatario, fortalecer las capacidades locales y promover la participación ciudadana para que el acceso a oportunidades y derechos alcanzados a través del proyecto perduren y se amplíen.
Ya conocés cuáles son los desafíos que implica la gestión estratégica de proyectos sociales.
¿Querés ampliar tu formación y especializarte en el tema? Conocé más en la Diplomatura en Gestión estratégica de proyectos sociales: hacia el desarrollo sostenible.